Archivos diarios: marzo 6, 2015

Esto me movió las vísceras:

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Esto me movió las vísceras:

Los tiempos de la esclavitud no han terminado, ni por broma se puede asegurar algo así.
Soy la prueba viviente de tal aseveración, soy tu esclavo y a ti te encanta ser mi dueña, saberme tu propiedad.
Hace ya tiempo que mis pies son lacerados por los grilletes, mi cuello, mi miembro…
Lo sé, dirán, «intenta escapar».
No, no saben lo que dicen. Vean, haré la prueba justo ahora:
Intento dirigirme a la puerta, no importa si no he terminado de poner mi ropa, prefiero salir semidesnudo antes de que te des cuenta de mi nuevo intento.
Me miras acercarme a la puerta, intentar, con la poca fuerza que me queda, abrirla; te diriges lentamente hacia mi, escucho el eco de tus tacones.
Me tiras por el cuello al sillón, bajas tu pantalón, aparecen tus dulces nalgas en forma de uva, calibras un poco, apuntas, introduces, te meneas.
Comienzo a elevarme, la sangre a galope tendido, salen a escena tus gemidos, tus tonos musicales durazno y terciopelo.
Me indicas repetir tu frase preferida, me niego, te mueves con más fuerza, me indicas repetir tu frase preferida, me niego, me golpeas, la grito:
«Jamás intentaré irme de nuevo, soy esclavo de tus bellas nalgas…»

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Sentir tu acoso.
Leer tus cartas incitantes.
Darme cuenta de que, después de todo, no eres mala idea.
Abrirnos, ceder a tu insistencia.
Besarte en un arranque de testosterona.
Irme acostumbrando a ti.
Sentir celos por primera vez de tu pasado.
Vernos crecer superando babosadas.
Hacer el amor por primera vez.
Por segunda.
No poder vivir más sin ti (jajaja!) a los 21 años…
Bailar en el cielo nuestros cometas.
Nuestro primer viaje a la playa.
Nuestro primer concierto.
Nuestro primer te amo.
Derramarte el café a propósito para desnudarte.
Confiar en que podríamos vivir juntos.
Vivir juntos.
Bailar en el cielo nuestros cometas.
Que te quedaras dormida «a medio palo».
Verte bailar con él.
Los intentos fallidos.
Salir azotando la puerta.
No pude escuchar lo que decías
Intentarlo de nuevo.
Mirar como el muerto no se levanta, no reacciona.
Salir azotando la puerta.
No pude escuchar lo que decías.
Soportar tus millones de lágrimas.
Ver como te vas apagando.
Luchar por no apagarme.
Salir azotando la puerta.
Quebrar con el estruendo las ventanas.
No pude escuchar lo que decías…
Buscarnos, sólo por si acaso.
Intentar coger de nuevo.
Parar dejándolo inconcluso.
Agotar hasta el último y solitario octano del combustible.
Mirarte partir y no sentir ganas de detenerte.

No pude escuchar lo que decías…

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No pude escuchar lo que decías…

¿Tú sabes que hora es?
Es hora de admitir las cosas.
Si, estoy tan solo como un perro; si, ya quiero que termine.
Si, tenías razón en algunas cosas, lo reconozco.
Si, aún así fue una gran idea eliminarte.
Si, me ha costado mucho trabajo desapegarme de todo lo que significaba nombrarte.
Si, aún te pienso, dejaste marcas de agua, algunas raíces profundizaron más de lo soportable.
Si, ya quiero que termine.
No, si volviera a nacer no volvería a estar contigo.
No, nada de lo que dije en nuestra despedida es retráctil, cada palabra la sentí realmente, por más cruel que haya sonado para ti.
No, no dejarás de ser invisible para mí.
Si, prefiero seguir siendo un alma libre antes que entregarte lo que me resta de vida.
No, tu nombre no merece estar entre estas bellas letras.
Si, lo dije en serio, jamás volveré a responder una sola de tus llamadas.
¿Te queda alguna duda?

Te quise…

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Te quise…

Estoy loca, perdida, desquiciada.
Es severo dar un diagnóstico inmediato,
Es severo, pero es cierto,
¿Cómo no habría de estarlo?
¿Cómo podría ocultarlo?
¿Cómo no perder la cordura tras años de farsa y tortura?
¿Cómo fingir pleno juicio, cuando en mi juicio, fingí demencia?
¿Cómo no llorar a risas y carcajadas?
¿Cómo no gritar en silencio?
¿Cómo permanecer de pie cuando mutilaron mi cuerpo golpe a golpe, a miradas?
¿Cómo callar mi sensatez cuándo mi dignidad ha sido violada?
¿Cómo permanezco cuerda, cuándo mi locura es perfecta?

Girada del todo, con un paso hacia delante, uno más y luego otro, avanzo por el camino hacia aquélla que soy y aún no soy.

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Girada del todo, con un paso hacia delante, uno más y luego otro, avanzo por el camino hacia aquélla que soy y aún no soy.

Ahí estaba ella sentada sobre una silla
dormía cada noche y despertaba cada día

nunca sabia hacia donde iría
pero iniciaba diariamente su viaje

cada día una voz le susurraba… en el silencio
¿Por qué dejaste de mirar las estrellas?
¿Por qué ya no juegas con el barro?
¿Por qué ya no hablas con las flores?
¿Por qué calzaste tus pies
y te amarraste el cabello?
Acaso olvidaste a la señora de la Luna.

Buscando apagar esa voz
se seguía vistiendo, calzando y agarrándose el cabello
no alzaba su mirada al cielo …

Teniendo las llaves ella misma, continuaba su encierro

Ya es tiempo de emerger de nuevo la mujer salvaje que llevas dentro..

Las heridas ya no sangran …. Es hora de comenzar de NUEVO !!!

La verdad es como es y uno debe decirla tal cual. Lo siento, nena, no he aprendido a mentir como un profesional.

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La verdad es como es y uno debe decirla tal cual. Lo siento, nena, no he aprendido a mentir como un profesional.

Mujer sin alas
Soy un tipo ingrato, todos lo saben. Pero he decidido agradecerte de la mejor forma posible: escribiendo para ti. A leer el título de esto tal vez venga a tu cabeza una idea errónea, así que tómate tu tiempo en leer y releer, y en la medida de lo posible, y sobre todo en la medida de lo prohibido, tómate tu tiempo para gozar mientras me lees. La razón fundamental para derrochar letras en tu nombre es aquel par de alas que tienes a los lados de tu cuerpo. Me encanta pasar mi lengua por aquellas rajaduras que dan lugar al nacimiento de tus alas, están en tu espalda, a la misma altura de tus deliciosos senos. Cada vez que te miro, me siento dichoso de poder reír, pelear, hablar y construir contigo. Mujer con alas, no te pareces en nada a esas mujeres terrenales que tanto detesto; no tratas de cambiarme, ni juzgas mis excentricidades. Tu no me dices que ponga mis pies en la puta tierra, me dejas volar a mi antojo aunque a veces visite otros cielos para después volver a este. Mujer etérea, en nada te igualan aquellas mujeres sin alas que dejan la pasión para después de la lógica, que racionan el placer para anteponer las obligaciones. En nada te pareces a esas mujeres que tienen pavor a sentarse en el asiento trasero de un coche. Mujer de pies ligeros, la monotonía contigo no existe, ni las cuentas, ni las promesas de mierda, ni planes para futuros hijos. Contigo no existen esas putas reuniones familiares en las que uno debe poner cara de imbécil para agradar a los viejos. Gracias a ti y lo que tenemos, no me siento como aquellos muñecos de los pasteles de bodas, sino que me haces sentir como el whisky: fuerte, libre y sin resaca post-festejo.