Archivos Mensuales: marzo 2018

A veces también los seres humanos desarrollamos raíces, que nos atan a lugares o a personas, y nos volvemos sin darnos cuenta dependientes emocionales, adictos, seres sin control de su propio cuerpo y emociones. Poco a poco perdemos nuestra autenticidad y basamos nuestra felicidad en cimientos pasajeros si: porque lo único eterno que tenemos en nuestra alma propia, todo lo demás es efímero y volátil, frágil y delicado.

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A veces también los seres humanos desarrollamos raíces, que nos atan a lugares o a personas, y nos volvemos sin darnos cuenta dependientes emocionales, adictos, seres sin control de su propio cuerpo y emociones.  Poco a poco perdemos nuestra autenticidad y basamos nuestra felicidad en cimientos pasajeros si: porque lo único eterno que tenemos en nuestra alma propia, todo lo demás es efímero y volátil, frágil y delicado.

En días como hoy , las palabras duelen , duelen pronunciarlas , duelen escribirlas , duelen sentirlas .. En días como hoy el tacto lastima y el silencio ahoga , no hay abrazos cálidos ni consuelo que abrigue esta alma perdida… El peso de la vida, el peso de cambiar el peso de crecer .

Te quiero mucho….F,

Soy tuyo para complacerte, para hacer lo que quieras. Soy tu esclavo, eres mi amado oscuro. A veces lo desconocido se convierte en el narcótico más fuerte, eres un monstruo, mío. Me has convertido en lo que soy, te convertí en lo que ahora eres.

Me siento hipnotizado, todo lo que sale de tu boca es éxtasis para mi cuerpo. No sé si estamos destinados a estar juntos pero ahora no quiero soltar tu piel, no voy a despegar mis labios de tu espalda.

Apareciste de la nada y curaste mi corazón roto y lo sanaste poco a poco entre las sábanas de tu cama. A penas cerré la puerta dejé de ser yo para ser completamente tuyo, mi alma salió de mi cuerpo y se quedó entre tus manos, entre tus dedos.

Yo era joven, ingenuo e inocente; tú tan experimentado, encantador y perverso que no sabe otra cosa más que tocarme y quitarme la vida a cuenta gotas. Yo no sé más que amarte.

No somos perfectos.
Pero somos.

Creo que es invierno pero lo menos que puedo sentir es el frío, desde que nos conocimos nunca más supe lo que era el hielo, me acostumbré al dolor intenso de la carne hirviendo.

Me entregué a mi príncipe de las tinieblas, renací, comenzaste a moldearme cual discípulo a tu gusto, a la forma rústica de tus manos. Sentí la complicidad de los Dioses en los que crees cuando me penetraste el cuerpo, cuando te insertaste en mi ser. Fui liberado.

Estás sediento de sangre, de mi sangre, de mi sangre interior. Estoy listo para pasar al siguiente nivel.

La dominación y el poder se convirtieron en mi credo de cada día, sirviéndote como un cordero inmortal. No soy yo si no me siento controlado por tus misteriosos poderes. A veces me extraño pero luego me tocas y el dolor placentero me recuerda que tengo que olvidarme de mí. Mi cuerpo es tu instrumento de dominación.

Tus ojos, tu boca, tu daga penetrante me dice todo lo que existe entre nosotros, no sé si es amor, no sé si es pasión, no sé si es oscuridad. Pero existe algo y ambos lo sabemos.

Inyectas oscuridad en mi ser con pequeños chorros calientes, el príncipes de las tinieblas me espera cada día frente a las puertas del infierno.

Hoy soy un ángel al que le arrancaron las alas y no lo dejaron volar nunca más, manchaste mi piel de colores que no se pueden describir, de olores que no se pueden expresar, de sensaciones pecadoras que me hacen morir y arder en el infierno de tu pecho.

Estoy durmiendo con el Diablo y estoy completamente enamorado.

No se cuanto tiempo llevamos juntas . Lo suficiente en lo que a mi respecta . Ella vive conmigo en una habitación sin puertas ni ventanas, que tiene pequeños huecos por los cuales a veces puedo ver a las personas pasar, indiferentes, radiantes, felices y vitales . En ocasiones mi compañera invita a sus amigas que son tan chiquitas como para entrar por los diminutos agujeros pero una vez adentro se vuelven gigantes y me asfixian. A veces trato de sacar mis manos por los orificios pero hay ratas y me muerden los dedos , una que otra vez alguien pone su mano junto a la mía y siento como los espacios se van abriendo, entonces ella que es celosa y posesiva me mira enfurecida con ojos de lobo hambriento y vuelvo al mismo lugar. Camino por las calles y pienso si algún día se irá o yo me iré, no es una contradicción yo no he salido de la habitación.

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No se cuanto tiempo llevamos juntas . Lo suficiente en lo que a mi respecta . Ella vive conmigo en una habitación sin puertas ni ventanas, que tiene pequeños huecos por los cuales a veces puedo ver a las personas pasar, indiferentes, radiantes, felices y vitales . En ocasiones mi compañera invita a sus amigas que son tan chiquitas como para entrar por los diminutos agujeros pero una vez adentro se vuelven gigantes y me asfixian. A veces trato de sacar mis manos por los orificios pero hay ratas y me muerden los dedos , una que otra vez alguien pone su mano junto a la mía y siento como los espacios se van abriendo, entonces ella que es celosa y posesiva me mira enfurecida con ojos de lobo hambriento y vuelvo al mismo lugar. Camino por las calles y pienso si algún día se irá o yo me iré, no es una contradicción yo no he salido de la habitación.

El me había hecho amar la vida y temerle a la muerte , tenía ganas de continuar y aferrarme con todas mis fuerzas al camino y sentía un miedo terrible a perder la batalla, pero un día comprendí que a el no le importaba si yo iba o venía , si yo estaba o me quedaba , que el era un alma independiente que no necesitaba mis pequeños brazos y mis grandes ojos cafés para ser feliz . Que el no intentaría detenerme si yo me fuera , porque simplemente el podía seguir sin mi . Fue entonces cuando caí verdaderamente y perdí el miedo tan grande que me provocaba la muerte , quizás porque ya lo estaba .. yo amaba la vida por el , y sin el ya nada me ataba , así que he decidido no luchar en esta batalla y dejarme arrastrar por las corrientes del destino. Fue así como perdí para siempre todo tipo de temor , porque ya nada importa más nunca .

De muñecas que queman las pestañas , que se roban las miradas ,que te destrozan el alma .
De caderas que se mueven al compás de las mentiras , que provocan y asfixian , que matan y reviven .
De labios , que escupen el alma . De rojo vibrante , como el pecado , como el placer y lo mundano .
De animales que se lamen las heridas , que están a la defensiva, porque en esta selva en que vivimos todos somos presas y cazadores .

Son pocas las personas que saben estar: a las que les duele tu dolor y tu alegría los alegra. Valóralas. Dejar ir para encontrar. Dejar espacio para que llegue lo que deseas. Fluir es confiar en el torbellino de la vida. Sé paciente con tu proceso.

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Son pocas las personas que saben estar: a las que les duele tu dolor y tu alegría los alegra. Valóralas. Dejar ir para encontrar. Dejar espacio para que llegue lo que deseas. Fluir es confiar en el torbellino de la vida. Sé paciente con tu proceso.

Me gustan las personas que se van como una suave brisa de verano. Que no hacen tanto ruido, ni causan tanto dolor. Que no dejan heridas, pero sí el deseo de algún día volverlas a encontrar. Aquellas con quien puedes hablar de cosas insignificantes y aun así parecen tener sentido, y los minutos fluyen con una extraña violencia que te sacude las pestañas al mirar atrás y darte cuenta de que se han disipado en el aire y que solamente queda su aroma flotando en lo que parece tu mundo en ruinas. Aquellas que el tiempo nunca olvida, ni barre, ni cura; simplemente hace que, con el paso de los días, meses y años, jamás se borren de tu piel. Más adelante comprendes que no es que sientas frío, es que tu piel recuerda que ya no están para acariciarla por cada rotura, herida y cicatriz.

—Este verano es nuestro.
—No quiero que termines.

Esas personas que van conociendo de ti más de lo que cualquiera otra lo haría, que ni siquiera tú logras conocerte tan bien como lo hacen ellas. El secreto más grande que guardan es que, aunque tú no lo notes, hacen todo esfuerzo para que salgas adelante con tu vida, porque saben lo que pesa y lo que cuesta caminar con una llena de espinas. A mí eso me parece el acto más bonito que alguien puede hacer por ti: el abrirte, más que los ojos, la boca para que sonrías.

—No te vayas, por favor, no me dejes.

Las únicas que saben tus puntos débiles, la posible razón de tus malos días y el acuerdo que le firmaste al amor aquel verano donde, sin darte cuenta, sonreías como una idiota mirando la puesta de sol y las risas eran la canción que acompañaban el momento que llevarías anclado como el primer día del resto de tu vida. Qué bellas son cuando intentaron sacarte a flote con un mal chiste, cuando te abrazaron mientras no sabías qué rincón era para ti para poder llorar y, ahora que no están, que no volverán, te das cuenta de que eran sus hombros.

Aunque estés triste porque nada sucede dos veces. Ni las personas. Ni los amores. Ni los veranos. Ni el invierno que le prosigue. No lloras. No derramas una lágrima. Pero sí vas caminando descalza por la orilla del mar, mientras el sol sangra en la lejanía, con una sonrisa que se convierte en la primera estrella que empieza a brillar en la tarde y te dices a ti misma:
¡Joder! Qué feliz fui.

—No quiero que termines.
—Ya no estoy, tontita. Y aún así piensas que aún vivo.

Y flechas el inmortal atardecer.

Que a veces no suceda lo que deseamos es lo mejor que nos puede pasar. Recibimos lo que necesitamos, que no necesariamente es lo que queremos.

Lo que vives hoy, es solo una pieza del gran rompecabezas que es la vida